
Tu nombre fue aire violento
un grito de horizonte en murmullo calcinado
sólo sé cuando tus ojos no deben
ni se comprometen a ser mudez de rosas
en tu poema la palabra en forma de aros
resulto ser fruto de distante lujuria medida
con abrigo las cúpulas te observaron desnuda
mujer con luces fosforescente en el cabello
recubierta con serpentinas liquidas de oro
que caen en tu cintura y en la piel de tus miradas
puedo danzar si deseas por debajo de tu pollera
con la curiosidad desdoblada en cubos de astros
esos fisgoneos que sólo poseen las siluetas
de reluces sobre las sombras que se destilan
mándame las tarjetas de invitación de tus manos
el triunfo calado donde levita algo desposeído
los engranajes esculpidos de espuma
con que rechinan los ojos de tu enervada alma.
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