
A mi padre Victor Julio Henrriquez
Por los rizos de mi voz desesperanzada se destila este albor
Por las distancias de su persona es que se entristece las horas
Acusa la pena el sueño de una temporada en nuestra casa
Un hogar donde el silencio sin él cobijaba los ventosos otoños.
Perseguidor de estrellas, que la aurora entibie su ausencia
Y que su presencia aplaque la ácida soledad de nuestra primavera
Donde las hojas de nuestra calle lustran nuestra intranquilidad
Pétalos de abrazos acusados por filtrar el agua bendita del amor.
Son de sus ojos la llegada y de sus labios el beso de despedida
Hoy que su piel cumple un invierno más lleva una rara alegría infinita
Acompañado de mortales que llevan en si luces votivas y fugaces.
Porque su alma es un pañuelo donde a veces no se limpia el desamor
Porque la campana de su voz es un estruendo de llamaradas
Un portal donde cruzan espíritus alados de pies descalzos.
Victor Luis Henrriquez Tenorio
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